Vivía en Anatot un pueblecito cercano de Jerusalén (a 5 kilómetros ) en la finca de sus padres, cuando fue llamado por Dios a profetizar. Jeremías se resistía aduciendo como excusa que él era demasiado joven y débil para este oficio tan importante y Dios le respondió: "No digas que eres demasiado joven o demasiado débil, porque Yo iré contigo y te ayudaré".
Los primeros 17 años profetizó solo por medio de la palabra hablada. Después empezó a dictar sus profecías a su secretario Baruc, y lo que le dictó son los 52 capítulos del Libro de Jeremías en la Biblia (unas 70 páginas).
Empezó a profetizar durante el reinado del piadoso rey Josías (año 627 antes de Cristo). Siguió profetizando durante los reinados de Joacaz, Joaquín, Jeconias y Sedecías. Presenció la destrucción de Jerusalén y su templo (año 585 antes de Cristo) y se quedó en la ciudad destruida consolando y corrigiendo a los israelitas que allí habían quedado. Estos lo obligaron luego a irse con ellos a Egipto y allá lo mataron a pedradas porque les corregía sus maldades.
Jeremías (Anatoth, Judea Con sus profecías desafió la política de los reyes de Judea, Joaquim y Sedecías y anunció el castigo de Yahvéh por la violencia y corrupción social, que rompían la alianza con Dios: Hablan de paz, pero no hay paz, escribió.
Según Jeremías la primera versión de su libro fue destruida por el rey Joaquim, bajo cuyo gobierno el profeta vivió en continuo peligro de muerte. La persecución contra Jeremías se acrecentó bajo el mandato de Sedecías, que lo trató con crueldad y lo acusó de ser espía de los babilonios, por anunciar que Judea sería destruida si no se arrepentía de sus pecados y cambiaba para volver a la alianza con Yahvéh. Jeremías llegó a lamentarse por su destino, pero finalmente decidió continuar su misión profética Jeremías
Jeremías llamó a liberar a los esclavos como muestra de conversión. En principio su llamamiento fue acatado, pero luego los amos volvieron a esclavizar a quienes habían liberado, con lo cual el profeta consideró sellada la suerte de reino de Judea, de Sedecías y de Jerusalén . El anuncio de la derrota de Judea fue acompañado sin embargo, por la profecía sobre la futura ruina de Babilonia,
En el año 587 Nabucodonosor II derrotó a los judíos, llevó cautivos a los notables, esclavizó a miles de personas, ejecutó al rey y destruyó el Templo de Jerusalén. Únicamente los pobres fueron respetados y Jeremías se retiró a Mizpah y luego a Egipto, donde murió.
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